Mi Historia
¡Hola!
Mi nombre es Pirilo. Me alegra tu visita porque esta guarida fue hecha pensando en amigos como tí. Cocinar es lo mas divertido del mundo; es mi pasión. Preparo cada plato con mucho amor como si fueran para la mamma.
“Tu comida alborota las mariposas de mi estómago”, dice ella chupándose los dedos. Yo feliz le doy besos, aunque los mejores cariños los guardo para la linda Genoveva, mi gran amor y la razón de ser de este restaurante. Espero que se case conmigo cuando pruebe mi comida. Si acepta, prometo ante ti cocinarle todos los días de su vida.
Este lugar no es un restaurante puramente italiano, más bien es un espacio que valora la rica mezcla de culturas del mundo, tan común en estos tiempos. Soy un puro ejemplo de esa diversidad. Aunque mis padres y yo nunca llegamos a vivir en Italia, donde nacieron mis abuelos, crecimos comiendo pizza y cannolis casi todos los días.
Muchos paises han servido de escenario en la historia de nuestra familia. Cuando mi abuelo emigró a Sudamerica, donde nació mi padre, se llevó de Italia muchas de las tradiciones incluyendo las recetas familiares. Luego trajeron esas costumbres cuando vinieron a vivir a Puerto Rico.
Gracias a nuestras aventuras por el mundo, en especial por Europa y Sudamérica, aprendí que lo más importante de cada alimento es la calidad y frescura del producto. Mamma me enseñó a ponerle toneladas de amor a cada plato. Está convencida de que es un ingrediente con poderes mágicos.
Entre las recetas que aquí se preparan, podrás saborear algunos platos de los países que hemos visitado, por ejemplo de España, puedes disfrutar de un pulpo pa’ la gallega, del país del tango unas empanadillas argentinas y desde la gastronomía árabe un hummus de habas blancas. También me gusta preparar platos nuevos que se me van ocurriendo durante el día o lo que se le antoje a algún buen diente como tú.
Soy un sanjuanero de corazón! Nací en el Viejo San Juan, el “Viejo” como le decimos en la Calle Sol, donde se encuentra mi hogar. Esta comunidad de edificios enanos y gente amable, me hace sentir, de alguna manera, conectado con la tierra de mis ancestros. Quizás por eso siempre estoy contento.
Me gusta subir y bajar por las adoquinadas calles paseando mis tirantes favoritos y silbando alguna canción de Rafael Hernández. Como no todo es comer, cuando no estoy cocinando, me gusta escuchar música, tocar la mandolina o el acordeon. Algunos días me los paso escribiéndole algún poema a Genoveva.
Tomar las riendas de este restaurante familiar ha sido una gran aventura. Quiero que este lugar sirva para unirnos más. La abuela nos incitaba a respetar y disfrutar de la comida, pero sobre todo nos enseñó lo lindo que es compartir los alimentos de una buena conversación con quienes mas queremos: nuestros amigos y familiares.
No se diga más! Solo me resta desearte que pases un rato agradable. Me encantaría que conviertas a Pirilo en una extension de tu hogar. Disfruta de la experiencia y buen provecho!